jueves, 15 de mayo de 2008

15 de mayo: mártires de la enseñanza

El 15 de mayo, Día del maestro, evoca la memoria de los maestros y maestras que fueron asesinados por las hordas fanáticas de los cristeros, en los años 20 y 30. De ellos existen testimonios todavía en algunos poblados de México.


Fechas como esa eran importantes en el calendario cívico nacido de la Revolución Mexicana, que hoy la derecha en el poder quiere relegar porque no son gratos para la memoria de la jerarquía católica.

El Día del Maestro se instituyó oficialmente en 1918, bajo la premisa de que el maestro había sido "factor decisivo del progreso de la nación, forjador del alma nacional, por la educación que imparte a las masas", y se tuvo presente que los maestros fueron de los primeros en unirse al movimiento emancipador de 1910 y que en 1915 los alumnos de la Escuela Nacional de Maestros abandonaron sus estudios para incorporarse a las fuerzas de Alvaro Obregón, quien fuera asesinado en 1928 por el activista católico José de León Toral.

Durante la llamada "guerra cristera", de 1926 a 29, en la que el clero se opuso a la educación laica y en general a la separación entre la Iglesia y el Estado, muchos maestros murieron en manos de los católicos, que en la década siguiente renovaron sus ataques.

El 15 de mayo de 1935, el entonces presidente Lázaro Cárdenas presidió una ceremonia en honor de los educadores asesinados o desorejados por los cristeros, y dispuso que cada año, en esa fiesta cívica, se leyeran los nombres de diez de esos mártires de la educación.

En esa ocasión, el mandatario, quien tres años después llevaría a cabo la nacionalización del petróleo, dijo que "ha habido manifestaciones aisladas de fanatismo e ignorancia", que produjeron "el sacrificio de las vidas de maestros caídos en el cumplimiento de su noble ministerio" , quienes merecían "público tributo de reconocimiento y admiración".

En esa época, los intentos de implantar la enseñanza socialista y los rudimentos de la educación sexual en las escuelas primarias,habían motivado las reacciones violentas de grupos de fanáticos que destruían las escuelas y los libros de texto,asesinaban, mutilaban y ultrajaban a las maestras y maestros rurales.

Con el tiempo, se ha ido perdiendo la memoria de los maestros sacrificados, mientras que los herederos ideológicos de los cristeros han llegado al poder y con los recursos del erario promueven el culto a los fanáticos de hace varias décadas.

El odio que profesa la derecha en el gobierno hacia la educación pública propicia también que en las esferas oficiales no se dé importancia a la labor que cotidianamente llevan a cabo los maestros, quienes fueron uno de los sectores que más apoyo brindaron a la obra de la revolución mexicana.

Por ello, vale la pena recordar los nombres de algunos de esos maestros sacrificados por el fanatismo

María Rodríguez Murillo

"Fue la madrugada del 26 de octubre de 1935. Le advirtieron que se fuera, no lo hizo. La violaron, la golpearon, la amarraron con una soga de los pies y la arrastraron a galope de caballo por el camino terregoso que lleva a la salida de Huiscolco. Y le cortaron los senos. Y los colgaron en arbustos localizados en la orilla de camino. Uno a la derecha, otro a la izquierda. Como ejemplo, para que los demás maestros rurales desistieran de impartir educación socialista..."

Así asesinaron los cristeros a la maestra María Rodríguez Murillo, una profesora muy dedicada, que trabajaba en el poblado de Huiscolco, municipio de Tabasco, Zacatecas. A la mañana siguiente del sangriento asesinato, el cura del lugar dijo misa y absolvió a los asesinos.

La señorita Murillo fue acusada de ser comunista y de que apoyaba el reparto de tierras a los campesinos, mientras que la gran mayoría del clero condenaba el agrarismo como despojo y amenazaba a los campesinos que recibieran tierras con los castigos eternos del infierno".[1]

En junio del año 2001, el periodista Salvador Frausto retomó el tema de la maestra María Rodríguez Murillo, haciendo interesantes pesquisas en el poblado donde ocurrieron los hechos arriba mencionados.[2]

En dicho lugar hay una escuela rural federal que lleva el nombre de la maestra asesinada. En la fecha en que él hizo la investigación, el director de esa escuela pensaba proponer ante el cabildo que la maestra fuera nombrada "mujer ilustre" de la región, donde la gente se refiere a ella como "la maestra mártir". Desde 1983 se lleva a cabo año con año un homenaje en el lugar d esu sacrificio, que es la escuela que lleva su nombre y donde hay además un busto suyo que se implantó en 1985..

Entrevistados por Frausto, algunos de los exalumnos de María Murillo, quien tenía 45 años cuando fue asesinada, "recuerdan los gemidos que emitía la maestra agonizante, abandonada por la turba de cristeros, tras ser acribillada, a la salida del poblado...."

De acuerdo con esos testimonios, ella vivía en un rancho llamado San Antonio, donde daba clases, pero "se peleó con el cacique, don Antonio, porque él no quería que sus trabajadores aprendieran a leer y escribir: Don Antonio fue el que le calentó la cabeza al cura que dizque la maestra era protestante, le decía...Total que María Murillo se vino para acá y aquí era muy querida, pero se peleó con el cura porque le pidió que mandara a la escuela a los niños que iban al catecismo"

De acuerdo con Rubén Lara, cronista del municipio de Tabasco, donde se ubica Huiscolco,"...la maestra Murillo se limitaba a impartir clases de español, matemáticas, algo de ciencias sociales y un poco de ciencias naturales. En cuanto a la cuestión sexual, solamente les hablaba a sus alumnos sobre el funcionamiento de los aparatos reproductores. "Les aclaraba que los bebés no venían de la cigüeña ni los dejaba alguien en una canasta a la puerta de las cosas. No más"

Según el profesor Aureliano Montoya, director de la escuela María R. Murillo, esa maestra fue un ejemplo de vocación magisterial, quien dedicó su vida a la enseñanza, y enfatiza: "...era señorita a los 45 años" Ese dato se asienta en el acta de defunción de la maestra, documento donde se menciona también que murió sin recibir atención médica.

De acuerdo con Montoya, los cristeros "...le advirtieron varias veces que si no dejaba de enseñar la iban a matar y siguió, por vocación, dando sus clases. Todavía la noche en que la sacrificaron le dijeron que desistiera y la llevaron a la orilla del pueblo y ahí la dejaron, para que se fuera de Huiscolco. Y que se regresa a su casa..."

"Los cristeros le pidieron a la maestra los libros con los que enseñaba, para ver sino eran inmorales o procomunistas, fueron a la escuela y los revisaron durante largo rato, ¿pero qué podían revisar?, la mayoría no sabían leer, eran analfabetas, pero aún así dictaminaron que la maestra era comunista, lo que le mereció el castigo.... Después fueron por ella y la martirizaron, se la llevaron arrastrando hasta la orilla del pueblo, donde la dejaron...Algunos vecinos, al oírla gemir, se despertaron y trataron de salvarle la vida, la llevaron en un "tepeiste" (como una camilla) a la cabecera municipal (Tabasco) pero ahí murió antes de ser atendida por algún médico"

Tanto el cronista de Tabasco como el director de la mencionada escuela rechazan, al igual que pobladores de ese lugar, que la maestra fuera protestante. Por el contrario, afirman que era católica practicante: "María daba clases en un cuartito chiquito que está por aquí cerca (de la escuela que lleva su nombre), y en el cuartito de a lado se quedaba a dormir. En una pared de adobe de su habitación tenía, y aún se conserva, un Cristo fijado en barro".

1 comentario:

MARCOS dijo...

HONOR Y GLORIA PARA AQUELLOS QUE OFRENDARON SU VIDA POR LA EDUCACUON LAICA.
CONDENA Y SEÑALAMIENTO PARA LOS HEREDEROS DE LA CONTRARREVOLUVION,SOLO ASI RECUPERAREMOS DEL OLVIDO A ESTOS MARTIRES.