martes, 8 de abril de 2008

BOICOT A LAS OLIMPIADAS

Si bien estoy en contra de las religiones, como institución y como medio de opresión, estoy a favor de la libertad de elegir en que creer y en que no y de la libertad de expresión, de la libertad en pocas palabras. La represión, venga de un líder religioso o de un estado es repudiable por lo que apoyo el boicot a los juegos olímpicos de Pekín.


Las olimpiadas sufrieron el primer descrédito en 1936, cuando permitieron a los Nazis hacer de los juegos un espectáculo para glorificar al Tercer Reich. Pero esto aparentemente no fue tenido muy en cuenta por el COI (Comité Olímpico Internacional), que debió darse contra la pared en Moscú 1980, cuando cincuenta países, entre ellos Holanda, Alemania y Estados Unidos, boicotearon las olimpíadas para no avalar al régimen soviético. Con Beijing 2008, la historia está repitiéndose.

El genocidio contra los tibetanos, que lleva más de un millón de muertes desde 1951 hasta la actualidad, el genocidio contra Falun Gong, con cientos de miles de inocentes siendo torturados actualmente en campos de trabajo forzado e incluso miles que han sido y están siendo asesinados para utilizar sus órganos y lucrar con ellos, la persecución a los cristianos y demás grupos religiosos, la nula libertad de expresión, de credo o de disidencia política, son algunas de las denuncias que se atribuyen a la actual dictadura comunista en China...

Hoy, enfrentando nuevamente el dilema de evitar que el “momentum deportivo” del mundo se convierta en una herramienta propagandística de la dictadura más grande y sangrienta de la actualidad, diversos sectores y personalidades de la comunidad internacional lanzaron un llamamiento al “Boicot de Beijing 2008”.

La hora del Boicot

En agosto de 2006, una coalición internacional de organismos de derechos humanos, compuesta por Olympic Watch, Reporteros Sin Fronteras, International Society for Human Rights, Solidarité Chine y Laogai Research Foudation, emitió una declaración conjunta diciendo, “Desde todos los ángulos, Beijing 2008 parece ser una herramienta del Partido Comunista Chino para la propaganda política hacia dentro y hacia fuera del país, [una herramienta de un régimen que es] una minoría no elegida que ha resignado sus intentos de ilegitimizar ideológicamente su gobierno sobre el pueblo chino y está buscando desesperadamente otros caminos para la legitimidad política”.

“El C.O.I. se ha rehusado a enfrentar la realidad en la cual Beijing 2008 está por tener lugar”, denuncia la declaración, y ésta no muestra ningún titubeo para decir que el actual liderazgo del C.O.I. es “demasiado cínico o demasiado incompetente, o ambos, como para proteger los ideales olímpicos y establecer una clara postura sobre los continuos abusos a los derechos humanos en China”.

La coalición instó a los comités olímpicos nacionales y a los atletas individuales a “comenzar a discutir cómo pueden protestar por las condiciones bajo las cuales están por celebrarse los juegos olímpicos”, sugiriendo como una opción, “boicotear completa y públicamente los Juegos Olímpicos de Beijing 2008”. También señaló que los sponsors de los juegos, entre ellos Coca-Cola, Jonson & Jonson, General Electric y McDonald’s, deben probar que “la filosofía de sus negocios no avala el abuso propagandístico de los juegos ni las violaciones de los derechos humanos”.

Fue entonces cuando el “Boicot a las olimpíadas” comenzó a resonar con mayor fuerza en los más diversos sectores de la sociedad internacional.

Ni las recientes elecciones en Francia pudieron apartarse de este tema candente. “Presionemos con los Juegos Olímpicos en Beijing”, dijo la candidata socialista Segolene Royal, refiriéndose la postura de amparo del régimen chino para con el genocidio de Darfur. Paralelamente, el candidato centrista Francois Bayrou dio un paso más y llamó abiertamente a los franceses a boicotear Beijing 2008. “Francia estará orgullosa de rehusarse a participar en los Juegos Olímpicos si China persiste en este camino”, dijo.

Las estrellas de Holywood también están ingresando al escenario del “Boicot Beijing 2008”. Fue nada menos que Mia Farrow quien instaló el lema “Olimpíadas Genocidas” en Estados Unidos, lema que rápidamente se propagó con fuerza a Canadá y Europa. Steven Spielberg -contratado para dirigir los shows de apertura y cierre de los Juegos- es otro que se sumó a la ola de presiones enviando una carta al líder del Partido Comunista Chino, tras haber sido duramente criticado por la legendaria actriz por su rol en el evento.

Por otra parte, agrupaciones de tibetanos exiliados como “Estudiantes por la libertad del Tibet” acusan al régimen chino de robar su antílope tibetano para usarlo como uno de los símbolos de las olimpíadas y utilizar los juegos como propaganda para validar la ocupación y encubrir el genocidio del Tibet.

Asimismo, cristianos de todos las designaciones y de todo el mundo se congregan en www.persecucioncristiana.com para alentar al boicot de los juegos olímpicos, a la vez que denuncian que el Partido Comunista Chino “…está persiguiendo ferozmente a todos los cristianos, ya sean Protestantes, Católicos, Ortodoxos...”

La vista gorda desde la votación en 2001

Al mismo tiempo que la amplia mayoría de los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) votaba -el 13 de julio de 2001- para atribuirle la sede de los Juegos Olímpicos 2008 a Beijing, el renombrado organismo internacional de defensa del periodismo, Reporteros Sin Fronteras, denunciaba que la policía china recibía una orden de avanzar con sus ejecuciones e intensificar la represión contra los “usuarios de internet subersivos”. Esta era sólo una entre tantos reclamos de importantes instituciones.

Sin embargo, los miembros del COI, alentados por su presidente Juan Antonio Samaranch, quien personalmente apoyó la postulación de China, hicieron la vista gorda a los diversos llamados de alerta sobre la incompatibilidad del espíritu de los juegos con la decadente actualidad del irrespeto a los derechos humanos por parte del régimen comunista.

¿Iban a mejorar los derechos humanos? Todo lo contrario

La idea de que otorgar a China las Olimpíadas incitaría a las autoridades comunistas a mejorar los derechos humanos, quedó sepultada por los hechos. Adicionalmente, el C.O.I. le dio al PCCh la mejor excusa, al asignarle la responsabilidad de velar celosamente por unos “Juegos seguros”. Esto fue traducido por el PCCh como “arrestos de disidentes, ‘limpieza’ social y rastreo de los elementos ‘críticos’, especialmente los periodistas”, según explica un comunicado de Reporteros Sin Fronteras.

“Las autoridades chinas, satisfechas por esta decisión, reforzaron la represión contra los usuarios de Internet, los tibetanos, los miembros del movimiento espiritual Falun Gong, los intelectuales no partidarios, la minoría musulmana Uigur, los demócratas, los periodistas...todo en nombre de los Olimpíadas chinas”, afirma la misma organización, conocida por acaudillar la defensa de la libertad de prensa en todo el mundo.

La renombrada institución recuerda que cuatro días después de la votación del C.O.I., el vice Primer Ministro del régimen chino Li Lanqing declaró que la “victoria olímpica de China” debería incitar al país a preservar su “vida sana”; claro, especialmente luchando contra el movimiento de Falun Gong, que según el régimen, como cualquier fuente de pensamiento independiente, “fomenta inseguridad”. También remarca que el 19 de julio de ese año, el presidente Hu Jintao declaró que el “triunfo” de Beijing fue “esencial para luchar fuertemente contra las actividades separatistas orquestadas por el Dalai Lama (Premio Nobel de la Paz) y por las fuerzas anti-china alrededor del mundo”.

La visión de Amnistía Internacional tampoco guarda esperanzas para las promesas de mejoras en los derechos humanos bajo la influencia de los Juegos Olímpicos. Según la última evaluación, hecha a fines de 2006, las Olimpíadas han actuado “como catalizador para aumentar el uso de la detención sin juicio”.

“Si las autoridades chinas y el Comité Olímpico Internacional (C.O.I.) realmente quieren que las Olimpíadas tengan un ‘legado duradero’ en China, deberían ser concientes de que los Juegos están siendo utilizados como pretexto para afianzar y aumentar las formas de detención, las cuales han dormido en la agenda de ‘reformas’ durante muchos años”, declaró Catherine Baber, Directora de Amnistía Internacional para la región Asia-Pacífico.

“El C.O.I. no puede querer unas Olimpíadas manchadas por abusos de derechos humanos, ya sea por las familias desalojadas a la fuerza de sus casas para dar terreno a estadios o por el número creciente de activistas pacíficos bajo arresto domiciliario para impedirles que llamen la atención sobre asuntos de derechos humanos”, declaró Baber.

Amnistía Internacional ha enviado copias de su última actualización a las autoridades chinas y al C.O.I., señalando que estos asuntos son directamente pertinentes a la celebración de las Olimpíadas en Beijing, y también a los principios fundamentales de los Estatutos Olímpicos. Pero éstas no han logrado ser muy tenidas en cuenta por los receptores.

El Boicot es la mejor opción

El “diálogo a puertas cerradas” de las cuestiones de derechos humanos con el régimen chino, muy característico entre los países de la unión europea y china- no ha tenido otro efecto más que posibilitar un ambiente de silencio, propicio para que se extiendan las violaciones. Las esperanzas expresadas por los gobiernos, de que “los Juegos producirán mejoras en los derechos humanos”, fueron aplastadas por la realidad. Volviendo a la sentencia de Reporteros Sin Fronteras, “la historia ha mostrado que los regímenes totalitarios son más sensibles al contrapeso de poder, que a los ‘diálogos constructivos’”. Sin duda, para quienes son responsables con la idiosincrasia de los Juegos Olímpicos, para quienes realmente pretenden presionar a las autoridades chinas a que respeten los derechos humanos antes de 2008, o al menos para no echar más leña al fuego de la dictadura, la única vía es el boicot.

http://www.lagranepoca.com/articles/2007/06/05/728.html

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