jueves, 24 de mayo de 2007

Hace diez años, en el desaparecido canal 40 (ese que secuestró TV Azteca) 8 hombres denunciaron los abusos de los que fueron víctimas por parte del sacerdote Marcial Maciel Degollado, fundador y dirigente en aquel entonces de Los legionarios de Cristo. A causa de ello, estas personas fueron víctimas de ataques, amenazas y desacreditaron, acusándolos hasta de complot y demencia. Pero la historia no comenzó ahí.

José Manuel Fernández Amenábar quien ocupara un alto cargo en la Legión de Cristo, muere en el Hospital Español en febrero de 1995. La misa de difuntos la oficia el padre Alberto Athié quien, unos meses antes, había conocido a Fernández Amenábar. Varias señoras, que velaban por Fernández Amenábar, habían buscado a Athié para que oyera en confesión a este hombre "enojado con Dios" pues acusaba al veneradísimo y poderosísimo padre Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, de drogadicción (morfina) y abuso sexual de menores.

Alberto Athié era una figura importante en la Iglesia mexicana. El Sacerdote Amenábar le hizo jurar a Athié que se hiciera justicia. Athié intentó presentar el caso ante la autoridad eclesiástica correspondiente, el cardenal Norberto Rivera, pero éste de modo abrupto le hizo saber que no quería tratar el asunto y que todo era parte de un complot contra la Iglesia y, tras varios intentos fallidos, todo hizo crisis con un telefonema en el que Rivera duramente le advirtió: "Tú eres responsable de lo que vayas a decir".

Athié preparó un documento que presentaba estos casos de abuso del modo más aséptico. Una vez que estuvo listo, lo envió, a través del obispo de Coatzacoalcos, Carlos Talavera, al cardenal Ratzinger (el actual papa) quien era presidente del Tribunal de la Congregación para la Conservación de la Santa Fe, que como única respuesta, comentó que el caso era muy delicado, que el Papa tenía un gran aprecio por el padre Maciel y que, por lo mismo, no era prudente tratarlo. Después de denunciar los abusos sexuales cometidos contra varios jóvenes por el padre Marcial Maciel, superior de los Legionarios de Cristo, el sacerdote Alberto Athié fue marginado de sus actividades dentro de la Iglesia católica de México. Tras varios meses de reflexión, decidió renunciar al ejercicio de su ministerio mediante una carta al Papa Juan Pablo II. ¿El error de Athié?: abogar de modo firme y respetuoso, en el seno de su Iglesia, por los niños de hace 50 años y por los niños de ahora.

El padre Athié se ordenó sacerdote el 15 de septiembre de 1983 en la Basílica de Guadalupe. Veinte años después, a los 49 de edad, renunció a su ministerio profundamente consternado por la rotonda negativa de los mandos eclesiales de hacer justicia en el caso del influyente fundador de los Legionarios de Cristo

En los años 50 el padre Maciel sufrio un proceso por el mismo cargo donde varios testigos se vieron psicológicamente obligados a mentir en favor del fundador de los Legionarios “Por débil, por cobarde, por ser demasiado joven y porque para nosotros no había más mundo que la Legión; yo fui reclutado muy pequeño en Los Altos de Jalisco, mi único universo era el de la Legión y el padre fundador era por definición, hiciera lo que hiciera, un santo” dice José Barba una de sus victimas.

En 1945, el padre Marcial Maciel fue degradado a laico por parte del entonces obispo de Cuernavaca, Francisco González Arias, por haber abusado sexualmente del niño Francisco de la Isla, y nunca se supo cómo se le reincorporó a sus funciones. Es uno de los muchos puntos oscuros en la biografía del sacerdote pederasta.

En 1998, el sacerdote Antonio Roqueñí, a petición de ocho de las víctimas, presenta una demanda ante los tribunales eclesiásticos por absolución de cómplice. Es decir, acusa al sacerdote originario de Cotija, Michoacán, de haber atacado sexualmente, confesar a sus víctimas, perdonarlas y mandarlas a comulgar

El Vaticano resolvió que Marcial Maciel es culpable de abuso sexual contra menores. Ante ello, la Congregación para la Doctrina de la Fe le aplicó, en abril pasado, la máxima suspensión canónica a divinis, con lo cual se le impide realizar funciones sacerdotales en público. En pocas palabras, lo reduce a laico, y con esto cierra el caso en su contra. Para el Vaticano este es un castigo ejemplar.

La iglesia calló este asunto por décadas debido a que los bienes materiales y el poder que obtuvo por medio de Los legionarios de Cristo eran muchos. Diez años desde la denuncia televisada por canal 40 tuvieron que pasar para que al fin Maciel recibiera un castigo, castigo que para las víctimas no es más que una salida elegante. Declararlo loco cuando a ellos se les acusó de lo mismo en el momento que se atrevieron a hablar. Sin embargo, el que rompieran el silencio sirvió para que otros cerca de 40 hombres víctimas de Maciel se sumaran a las denuncias, también para hacer investigación en otros sacerdotes, sobre todo en los Estados Unidos, donde detectaran cientos de casos de pederastia.

El sacerdote fundó en 1941, en México, la Legión de Cristo, congregación religiosa de Derecho Pontificio (www.legionariesofchrist.org). Actualmente cuenta con más de 650 sacerdotes y cerca de 2.500 seminaristas mayores y menores. Tiene casas en 18 países.

El movimiento de apostolado «Regnum Christi» (
www.regnumchristi.org), también fundado por el padre Maciel, se compone de unos 65.000 miembros, seglares --hombres y mujeres--, diáconos y sacerdotes, esparcidos por todos los continentes.

Fuentes:

http://www.pepe-rodriguez.com/

revista Proceso, México, Sección Análisis p. 32-34 publicado el 20-07-2003 http://www.jornada.unam.mx/2006/05/19/003n1pol.php

Carta abierta enviada al papa Juan Pablo II, en noviembre de 1997, por ocho ex miembros de los Legionarios de Cristo que acusan a su fundador, Marcial Maciel, de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran adolescentes (Esta carta fue publicada en la revista mexicana Milenio, el 8 de diciembre de 1997)

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